Retrato de un fracasado
Se le conoce por su comportamiento excesivamente servil y por su actitud negativa, la cual se manifiesta en su resentimiento, hostilidad y sarcasmo; en el abatimiento con que se conduce y en lo desaliñado de su forma de vestir.
Sin embargo, en algunas ocasiones se viste exageradamente bien para impresionar a los demás y ocultar sus sentimientos de inferioridad.
En su trabajo hace las cosas no por convicción, sino porque tiene que hacerlas.
Su único objetivo en la vida es perseguir placeres insignificantes y carentes de sentido.
La autodisciplina no forma parte de su carácter.
Puede ser una persona bastante inteligente, pero no emplea su inteligencia en algo que valga la pena. Como cualquier otra persona, posee ciertos conocimientos y capacidades, pero no trata nunca de desarrollar esos recursos, sino que los guarda para sí mismo.
De hecho, no está dispuesto a compartir nada con nadie. La falta de ambición, de confianza en sí mismo y de firmeza en sus convicciones son sus principales características. Si realiza alguna pequeña tarea, se vuelve arrogante y engreído.
No tiene metas ni iniciativa. Hasta las cosas más pequeñas le molestan. Generalmente no le gusta su trabajo y busca todos los pretextos para hacer lo menos posible. Y aunque a menudo sueña con hacer otra cosa, nunca llega a hacerla. Simplemente espera, espera y espera. ¿Qué es lo que espera?. Ni él mismo lo sabe.
Acepta todo lo negativo de la vida como algo perfectamente natural o fuera de su control.
Nada le interesa, porque siente que ha fracasado, y, en realidad, es así.