Sentimientos

José Antonio Bilbao


Descubrimiento

Cuando estoy metido en el silencio,
cercado por la noche y los luceros,
descubro que mi mundo
ya no tiene las tinieblas de otro tiempo.
Con el paso de los años
mis fuegos interiores se aquietaron
y sumando relentes
pude encontrar, al fin,
las uvas, ya maduras, de mis sueños.
Por las viejas ventanas de los campos
me entraron resplandores,
por antiguas veredas de los montes
los coloquios del árbol con la tierra
me fueron descifrados.
Paso a paso los hilos del misterio
cayeron en mis manos.
Y redacté mi propio diccionario
con palabras nacidas en la sangre.
Para vivir, para sentir
para quedar callado en cada aurora,
para beberme los jugos del ocaso
busqué mi abecedario.
Supe y amé la libertad del viento,
la corriente del agua.
Ambos se llevaban la sombra de mi imagen,
mi estatura de hombre sin amarras,
serenamente libre.
Y pude cantar, asido a mis raíces,
los salmos de la tierra,
la angustia de los hombres campesinos,
la soledad arbórea del hachero
y la andanza pausada del jinete.
Traductor de sus mundos,
ya soy tan suyo como ellos míos.
© "Suplemento Cultural", en ABC Color (1998).



El canto a ti debido

I
Yo te debía un canto, patria amada,
que fuera flor y fruto, rama y vara,
fuego que baja, agua que se aclara,
rocío aniquilado en madrugada.
Te debía esa voz, vital y rara,
que sale de su claustro liberada
y es en la brisa flauta enamorada
y llama en ese viento que la ampara.
He soñado y corrido por tus veras.
Por tu encendida geografía anduve
y oí gemir al hombre en sementeras.
Toque tu frente, tu calor retuve,
amé en tus ríos mansos, tus caderas
y en la pasión del llano me detuve.

II
Mi pago está en el verso ya maduro,
nacido en ese grito recobrado,
grito jamás perdido ni enterrado.
Que va en mi sangre, que no tiene muro.
Por este amor, por este amor seguro,
el tiempo que sepulta lo pasado
tal vez tenga piedad y no borrado
quede mi nombre que mantuve puro.
Y si a ti, patria; y si a ti, paisano,
a quien amé, en este duro encierro,
y a quien mire detrás de su ventano
un pájaro de luz devuelve el día,
sentiré palpitar en mi destierro
mi corazón de grillo que moría.
© "Suplemento Cultural", en ABC Color (1998).